miércoles, 6 de mayo de 2015

Instrucciones para muertos en vida III

La existencia a veces da asco. A Schopenhauer siempre le daba asco así que decidió que no tenía sentido, que era mejor vivir muriendo, morir viviendo. Pío Baroja bebió del alemán, declarando que la vida no tiene sentido ni lógica alguna; me recuerda al Sartre arrojado al mar de la vida; ellos tres conciben al ser humano como perdido en la existencia sin ningún guión para actuar, para sobrevivir. Están abocados al pesimismo, a renegar de la vida.
Sin embargo, Nietzsche contempló la existencia de una forma más sabia. Sí, la vida es ilógica, caótica, cambiante y cruel. Pero, a pesar de la angustia que provoca, es bella en su oscuridad; como las sirenas, los vampiros, como cualquier ser hipnótico y fatal. La vida, aunque duele, también da alegría. El dolor y el placer son preferibles a la nada. La existencia es una puta cruel y retorcida, pero es humana, ¿entiendes? Sólo por ser humana debemos jugar a su juego; sufrir y reír según nos toque, dejar que el azar determine; la existencia es como la ruleta de Dostoievski. Pero no puedes abandonarla; sólo puedes seguir en su enfermizo juego; arriesgar cada monedita, perderla o ganar el doble. Que suene enfermizo y adictivo, pero abandonar la vida -la ruleta, la sirena- es una tontería. Vive, espera a la Muerte y no vayas a buscarla... porque Ella nunca se pierde.
Puede que te sientas como una cucaracha gigante despreciada por el mundo. En ese caso, no sigas los pasos de Kafka; no te quedes bajo la cama escondido, no te averguences de tu extrañeza, no renuncies a tu alma aunque te la quieran arrancar de cuajo, como al último cuadro de la pared. Si tienes alas, vuela; o bien "haz tu camino al andar" con esas repugnantes patitas nerviosas e incontrolables. Sé tú mismo y huye a la vida; no te asfixies en un dormitorio infecto.
Si te dicen que estás loco por vestir de ojalata oxidada y cabalgar rumbo al horizonte más remoto, recuerda que "No puede ser sano encajar en un mundo enfermo". Si te apalean, cántales un romance épico mientras los sacudes a capa y espada. Defiéndete de la maldad del mundo, busca la felicidad y tu libertad como se te antoje; eres libre aunque te hayan convencido de tus cadenas. Vive siempre siendo un loco lúcido.
No caigas en los abismos negros ni te sitúes en los focos de luz. En la negrura lo verás todo triste, como los árboles desnudos; el viento helado te congelará el corazón y luego la mente. Bajo los focos estarías cegado y no verías nada más allá del resplandor; además, combustionarías por el calor, y tras el fuego sólo hay ceniza, recuérdalo. Es en la penumbra donde debes habitar; verás la luz y la oscuridad. Sobre todo, recuerda siempre que todo es relativo, que siempre se puede estar peor o mejor. Date cuenta de que "El ojo que ves no es ojo porque lo veas; es ojo porque te ve".
Odia y ama, sufre y disfruta, vive. Y cuando la vida te haga caer, ponte en pie, haz(te) el amor y sigue andando. No corras porque la Muerte siempre sigue tus pasos.

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