domingo, 14 de diciembre de 2014

Lluvia, Catedrales, Calumnias y Preguntas Retóricas

Llueve el cristal bajo las gotas de luna,
plata lunar golpeando vidrio negro celestial;
llueven estrellas de parsimonia acrecentadas
por mi mente de buceadora espectral.

Espejo de misterio ancestral, en su marco dice
que le den cuerda al sol, que se ha fundido*
y cada gota en el cristal se posa también
en los dos rosetones de esta catedral a medio construir.

No terminó de construirse por pequeña y  ruinosa;
porque en vez de gris incienso llueven flores de lavanda,
porque en sus muros deshojan y trepan las rosas.
Columnas. Dispares, raquíticas, colosales, decoradas
con relieves de enredaderas, miradas vacías, soles,
rostros hermosos, canciones, rostros bestiales,
fórmulas, respuestas, preguntas, dudas, reflexiones.
Son columnas de opinión en las que todo cabe.
Son columnas de saber a medio esculpir.

La pila bautismal es una roca helada
de la que mana el Duero gota a gota,
y se derrama por la piedra fría del suelo,
escurriéndose por las grietas,
huyendo hacia la luz, a través de las ruinas,
al aire, al sol, al mundo, esperanza fría,
necesaria y lógica.

El techo se conserva a fragmentos; sobre el ara
la bóveda es hogar de cuervos luminosos
que iluminan con destellos a dos manzanos
nudosos, que tras años han derruido el altar.
El presbiterio está presidido por el coro y el órgano,
brillante, intacto, el suelo lleno de partituras sin usar,
que vuelan soñadoras hasta el transepto.
Si alzas la vista verás la bóveda de crucería,
los lejanos techos impolutos, intactos todavía.
Si das media vuelta y miras a la nave central
verás el tejado medio construido,
el andamiaje aún en pie, las columnas alzadas
en el gesto del que da la mano
sabiendo que en el aire va a quedar abandonada;
el pórtico desnudo y en gran parte demolido.
Creerás oír el fervor que pudo haber sido,
la letanía de las oraciones, de los cantos.
Creerás oler el incienso, o el incendio
de las ramas en el miércoles de ceniza.

Pero no... Mira otra vez hacia atrás...
Tras los manzanos y el altar, la piedra está desnuda;
se acumula, en pedazos perdidos de escultura,
de miles de fragmentos de brazos, genitales
y cabezas de mármol pulido, destruidos por fe.
También están los huesos de paganos, herejes,
brujas, indígenas, cruzados, musulmanes,
judíos, cristianos, ¡humanos!
Se entremezclan con las cenizas
de valiosos libros quemados;
de memorias de orgullo científico tragado;
de vidas extintas, de daño humano sufragado...

Lo sé, yo también he llorado.
Alza la vista y mira la grandeza
de esta catedral, aunque modesta,
aunque ruinosa, aunque no sea catedral.
Piénsalo y contesta a esto:
¿Cómo algo tan perverso y maquiavélico
puede crear tanta belleza sensorial;
tanta esperanza, tanta ilusión en el inocente?
¿Por qué les es más fácil creer mentiras
que beber del frío Duero transparente?

Llueve el cristal bajo las gotas de luna,
plata lunar golpeando vidrio negro celestial;
llueven estrellas de parsimonia acrecentadas
por mi mente de buceadora espectral.




*Frag. Rafael Alberti, Romeo y Julieta 3 (Sueño. Fracaso).

martes, 11 de noviembre de 2014

Todo es gritar

Me están agujereando el cráneo con un taladro eléctrico percutor de mano.
"Quédate quieta, quédate muy quieta, no grites, no protestes, 
esto es lo mejor para ti o no pasarás, no pasarás, no pasarás."
Dicen las voces mecánicas que reverberan a través del orificio en mi cabeza.
Noto al frío metal comenzar a violar mi mente y no sé...
No sé si callarme o protestar.
"No, no, no pasarás"
Miro las luces cegadoras de los focos del quirófano; cada vez alumbran menos.
De modo que protesto ante el dolor mental, dolor de cabeza, paradojas de la vida,
y me carcomo el seso yo también, ya que estamos, en una orgía cerebral.
¿Por qué?

Me odian, me odian, me odian, yo les odio.
No comprendo cómo han hecho de algo que amaba
algo un poco mejor que un infierno.
Me están torturando por ser yo, por querer vivir, y ahora, morir.
Me están taladrando el cerebro para expandir
alguna suerte de gilipollez restrictoria integral, argghhh.
Todo es miseria ahora mismo.
Todo es el eterno lamento del olvido, del reiniciar.
No paran de darle a mi hipotético botón de resetear.

No tengo cables, sino venas.
No tengo microchips, sino neuronas.
No tengo batería, sino corazón.
No pueden por tanto pretender dejarme en blanco,
pintar sus caprichos, que mande mi intelecto a la mierda.
¡Oh por dios, esto demuestra que no existe!

No pueden verme, no puedo dejar que me vean.
Quieren meterme en un manicomio escolar
donde ser yo misma es un delito,
donde es un delito llorar.
Necesito el frío.
No quiero alienarme, no quiero resetearme.
Quiero ser yo, y estar mal de la cabeza y dejar de morirme en vida.
"Exorcizamus te, omnis inmundus spiritus, omnis satanica potestas..."
¡Es lo que os falta por hacer, venga ya!

Y ahí está. Pasa por el pasillo con la mirada gacha, observando quién sabe qué poema
que las baldosas hastiadas de ser pisadas han escrito sobre su superficie de modo subliminal.
Pero ya nada es leve, y hay huracanes de viento, polen perdido de los árboles...
Pasa y se va, y no pasa lo que mira ni mira al pasar.
Miserere mei Deus, secundum magnam misericordiam tuam.
Misericordia es lo que necesito, pero no de dios, sino de todo.

Para ser antisocial primero hay que ser social.
Una vez mueres de asco por la esencia y la apariencia,
te das cuenta de que aunque berrees cual cabrero toda oveja te va a ignorar,
entonces, dices "qué coño" y comienzas a abstraerte y a volar.

Todo el mundo está sordo y mudo y ciego,
y me mira raro al pasar.
Estoy tirada en el suelo frío,
y el viento cortante me alivia el orificio craneal.
Respiro.
Elegía de una loca antisocial
que tiembla por los pasillos
mientras llueve dentro y fuera,
y todo es gritar.

jueves, 23 de octubre de 2014

Cantar del Agua















Cielo que te abres entre nubes,
mar que te entregas bajo las olas,
tierra que te balanceas sobre
las olas de fuego de mar ignota.
Cierro los ojos, y sigo viendo.
Grito, y el sonido no llega al viento

Quiero emanar de la roca helada
y serpentear y correr entre rocas rotas
y romperme en las tinieblas doradas
y renacer a la luz espumada...
Quiero yacer fluyendo hierática
y morir en la verde negrura salada.

Quiero serpentear desde los mares
y ondear en las espirales tumultosas
y destrozar como rizo gris,
y acariciar como invisible ánima...
Quiero aullar en las ventanas
y morir en la negrura algodonada.

Quiero precipitarme desde las nubes
y caer en un llanto de recién nacido
y fluir entre las rocas,
y acariciar las mejillas de algún niño...
Quiero adentrarme en la tierra
y morir en las profundidades cavernosas.

Gota a gota, milenio a milenio,
lloro desde la piedra a la piedra
y me formo de nuevo.

Cuando se hace en la cueva
la luz, el hierro y el daño, se
descubre una cariátide retorcida.

Me estiro del techo al suelo,
cadencia de gotas caen
en las sombras, melancólicas...
de mis cabellos a mis hombros,
de mi frente a mis ojos hinchados,
de mi nariz a los labios rictuosos.
Caen de la barbilla caída
al pecho hundido,
desde las puntas de los dedos.
Fluyen por el canal entre los pechos,
surcan el pubis yerto,
serpentean de las caderas a los pies.

Mujer de roca,
me contorsiono amargamente,
llorando eternas gotas
de lluvia y minerales,
con una eterna expresión
de lejanía en la mirada,
de dolor en la boca.






domingo, 12 de octubre de 2014

¿Quién Soy?

Es este un post de morriña, añoranza y echademenos escolar. El "¿Quién soy?" del curso 2014/15, para Francisco Casado.


Soy un ser de luz y tiniebla que habita carne virgen y corrompida. Mi DNI me llama Ana Moreno Ayala, pero ese no es mi nombre; es el nombre que me han puesto, aunque yo le responda por costumbre.
No tengo nacionalidad, ni dirección, ni código postal. Mi teléfono suele estar apagado o fuera de cobertura porque vago en el fondo de un profundo desfiladero. Es mi propio valle mental, tan oscuro que los de afuera no ven más que negro. 
Dicen que la luz es la verdad, y las tinieblas la ignorancia. Yo encontré sabidurías y desabidurías desconocidas en lo profundo de este valle. En cambio, cuando por aburrimiento trepo por los afilados peñones y piedras que enmarcan mi marca, y me asomo a la luz y al sonido, enmudezco y, aturdida, prefiero recluirme del gentío y de algunas verdades. Así, me vuelvo a internar consternada en las oscuridades, donde las tinieblas me arropan como madres hastiadas de las travesuras de sus hijos.

Suelo deambular entre los verdes álamos de la ribera en este valle, observando la vida y la muerte, la paz caótica de lo existente. Luego me desnudo -porque ante la verdad hay que estar desnuda- y nado en las suaves corrientes del río Sapiencia. Lamentablemente, soy torpe aún y siempre acabo hiriéndome con las rocas y zarzas del río y sus márgenes. Muchas veces me ha sorprendido la corriente con fuerza y me ha arrastrado lejos de lo que conozco, y no comprendo cómo algo tan benigno en un principio puede angustiarme y perderme tanto; castigarme por osada. Pero al final siempre me encuentro.
Cuando les apetece, las musas me acompañan. Me guían a lugares tranquilos, de ruinas devoradas por el tiempo y Lo Que Debe Ser. Ellas me susurran palabras al oído, y yo las escribo; allí sentada en ese remoto paraíso de humanidad y naturaleza, que permanecen en debida cópula.

No poseo nada; las cosas me poseen a mí. Me posee una casa de piedra, pizarra y hiedra que, cercana al río, me da cobijo en el nevado invierno y en el fresco verano, además de dejarme guardar en ella cantidades indecorosas de libros, papel y tinta. Yo a cambio, debo alimentarla con amor y lavanda de provenza. Me posee un huerto en el que cultivo, además de lavanda, melocotones, alegría, manzanas, melancolía y olor a tostadas por la mañana. En la entrada hay un cartel que dicta: "Cultivo publiprivado: Coge lo que quieras con discrección y consideración". También me posee un horno de piedra que reclama pan de tres kilos cada semana, y cuatro gallinas cluecas y dos vacas que me despiertan con huevos y leche cada mañana. Espero que la posesión de la vuelta, como las tortillas, y algún día todas esas cosas las posea yo de verdad. Ojalá.

En el río hay truchas que brillan bajo la lejana luna, pero no me temen pues no las pesco. Me alimento de un agua que me congela el cuerpo y calienta la mente. 
Duermo a veces bajo, sobre y junto a un lobo que vaga entre el mundo y yo. Sé que los lobos no son animales domésticos, así que le dejo ir y venir cuando puede. Yo siempre quiero que venga, y lo recibo con un gran lobuzno lametón. El resto de las veces, la mayoría, duermo acompañada por mis musas, que juguetean y se revuelcan para no dejarme dormir, así que tengo que escribir hasta que se calmen.

Me llamo Egoísta y Abnegada, Buena y Mala, Simple y Compleja, Comprensiva e Intransigente... Cada minuto, cada segundo, cambio de nombre, forma y color, como la aurora. De hecho, mi DNI debería llamarme Aurora Boreal.
Nací del sexo, y alguien nacerá del mío. A veces soy una anciana, otras soy un bebé, y otras, un término medio. Mi edad no está determinada porque en diciembre-enero de 1996-97 a mis padres, seres de luz y tiniebla extraordinarios, se les rompiera un condón. Mi edad responde a mis actos de Aurora Boreal.
Miro las estrellas y las musas me hablan de futuro, pero como son adivinas de pacotilla, nunca aciertan. Sé que quiero vivir. Sé que quiero aprender a nadar y no ahogarme en el río Sapiencia. Sé que quiero ver, aprender, descubrir cosas nuevas. Sé que no quiero quedarme quieta mientras no encuentre mi Ítaca. Sé que debo controlar mi fuego para no morir por combustión interna. No sé el resto de cosas; entre ellas, cómo poner una lavadora.

También sé que desde el día en que nací estoy muriendo; y aunque no sé por dónde pasará mi río, ni si habrá muchas cataratas por el camino, ni cuán largo será, sé que el mar me recibirá, llevándome a una negrura que sólo el recuerdo alumbrará.

-Ana.






lunes, 29 de septiembre de 2014

Duermevela

Miro a través de las pestañas rojas de mis ojos verdes del sueño;
y todo es verde y azul.
Y acaricio la figura de mi lado, enredando sus cabellos en mi mano.
Sorpresa, mujer verde y azul. No es más que un espejo.
La miro, me miro. Mar, bosque, selva, turquesa, esmeralda.
Dejo de mirar entre pestañas rojas de ojos verdes del sueño;
y todo es negro terciopelo.
Clic. La Verdad, al igual que la luz, daña los ojos de la razón.
Calor; me acurruco y vago entre sueño y realidad,
y la Luz se tumba a mi lado y, titilante, duerme.

Que...

Que nos derritamos en el agua, que nos unamos en ecos y burbujas, nos evaporemos en el calor.
Que ardamos en el fuego, seamos llamas; tus cenizas, las mías, enredándose perdidas en la brisa.
Que llenemos nuestros pulmones de aire y recuerdos; y nos deslicemos como hojas caídas por el viento, bajo el sol.
Que una vez en la tierra, nos sequemos y pudramos, seamos pasto de gusanos, y crecer como una flor espinosa.
Que, juntos, agua, fuego, aire y tierra, seremos vida y enredos y risas y llantos y frío y calor; siempre amor.

viernes, 19 de septiembre de 2014

Se Querían, de Vicente Aleixandre

Bueno; ahora soy un ser feliz de las tinieblas en el bachillerato de humanidades, y doy literatura universal. Un poema de Aleixandre que he dado en clase y me ha gustado, por ese chute de amor tan necesario:


Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel beso.

Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando...
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.

Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando. Se querían como la luna lúcida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.

Podridos

No hay aire en los mares de niebla y melancolía,
ni luz, ni gritos, ni caos.
Danzan quimeras de caricias, labios, ojos, vaho.
No hay más que Nada.

La espuma se arremolina en torno a las rocas,
espumarajos de una boca de alma rota.
Desgarros, avelibros vuelan 
como carroñeras tras la carne muerta.

"Dime qué ves."
Ojos profundos como el mar en su negrura verdosa.
Manos blancas y callosas como escayola.
Venas azules como torrentes de agua.
Cosquilleo en los dedos de los pies.
Recuerdos de vaho humano.
¿Amor?
Mírame y dime qué ves.

Y contestas: 
"Veo... veo un agujero negro
que absorbe la inmundicia 
en el centro de tus ojos.
Veo... un fuego fatuo
en el hueco entre tus labios.
Veo... un cristal débil 
de coche blindado,
que has situado como pobre
sustituto de tu alma."

Despierto y veo la Verdad.
Te miro al vacío de las cuencas de los ojos:
"Tú también estás podrido".

sábado, 13 de septiembre de 2014

Claustrofobia

Grito.
Y el eco me ignora.
Escucho.
En oscuridades sin aire.
Veo.
Sangre y tinieblas
de un poema impotente.

El mar, creciente,
se espumaraja en olas
que se llevan los altos edificios,
en un cúmulo de ladrillos y gente,
a fuerza de miedo y corrientes.

Estoy encerrada en mi mente.
Un búnker oscuro,
oigo los ruidos amortiguados
del caos exterior.

Oigo los gritos desgarrados,
las súplicas, las olas,
y el silencio.

Estoy encerrada en mi mente.
Que alguien me saque de aquí.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Nidhogg

  Puedo escuchar el ulular de un búho en las cercanías
y ver sus ojos en llamas entre la floresta.
Levanta el vuelo, sagaz y silencioso;
planeando en torno al torso de la luna,
acariciando su cintura con las plumas.

  En la lejanía diviso, a la luz de la luna,
las montañas blancas.
Su aliento helado llega hasta a mí;
aun cobijada entre las raíces nudosas
de Yggdrasil.

  A mi lado fluye la lenta corriente
que nace del pensamiento,
que busca la razón de lo mundano,
que puede perder la poca razón
que haya encontrado.
Ansío beber de ella,
aunque me congele los adentros
y olvide lo poco bueno
que la humanidad me ha enseñado.

  El gigante Mímir ruge amenazante y despiadado
cada vez que a la sabiduría acerco mi mano.
Suspiro y volutas de humo aparecen
en los hielos eternos de mi cabeza.
Toso y escupo carbones ardientes
que derriten levemente el frío a su paso.

  Yo soy el dragón Nidhogg y me congelo;
en un arranque de insensatez y codicia,
he helado mi fuego.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Agnosticismo

Sería hermoso creer en dios. Tener la suficiente bondad como para confiar ciegamente en algo o alguien superior. Creer que te protegerá de la adversidad. Saber que existe una razón para que existas: "su voluntad". Conocer a qué remonta los orígenes de la humanidad y cuál es tu lugar en el mundo. Visto así, sería hermoso.
Y sin embargo...
La Iglesia se ha apoderado de la palabra de dios y la maneja a su antojo desde su fundación en épocas romanas; tiene el poder de manipular a los creyentes, de amenazarlos con supuestos castigos divinos y llevar a cabo obras inmorales como la inquisición con la excusa de actuar bajo la voluntad de dios. Tiene también la excusa de vivir entre comodidades y riquezas por ser la máxima representante de dios en la tierra, y obedece a los mandamientos que le convienen cuando le convienen. Muchos de ellos exigen que el mundo crea en dios cuando ellos mismos son los primeros que descreen y desobedecen sus mandatos. Hablo de la Iglesia en general como fundación. Por supuesto habrá eclesiásticos creyentes y otros no.
También está el hecho de que la Biblia sea un conjunto de libros más fantasiosos que Los Viajes de Gulliver. Puede que en cierto momento del año 0 según nuestro calendario, algo trascendente ocurriera. Divino o no, no lo sé. Pero hacer de un libro que afirma que la mujer salió de la costilla de un hombre el pilar sustancial de las creencias de medio mundo me parece sinceramente ridículo. Así como también es ridículo convertir el agua en vino o separar el agua del mar para que un grupo de esclavos salga huyendo de los egipcios. Opino que la Biblia no es más que una recopilación de historias populares antiquísimas. ¿Es que vamos a creernos todo lo que leemos?
En general, muchas de las obligaciones de todo buen cristiano me parecen bastante sin sentido: "debes casarte para chingar", "debes obedecer al santo cura aunque te mande a tirarte de un puente", "debes rechazar la homosexualidad", etc, etc, etc, polladas.
No es así con los mandamientos. Predican la bondad, la sinceridad, la empatía, y eso es bueno; me parecen algo que cualquier ser humano en sus cabales debería seguir; no por miedo a lo que le vendría tras morir, sino por conciencia, coño. Fuera religiones, ser una persona cívica no debería ser un mandato, sino algo obvio.

En resumen; no sé si estoy aquí por voluntad divina o porque un átomo se colocó en el sitio correcto a la temperatura correcta hace tropecientos millones de años; o quizá ambas cosas. La cosa es que la Iglesia es en general una patraña, así como la Biblia y muchas de las opiniones que inculcan a los creyentes.
Opino que creer en dios debería ser algo individual e íntimo; una creencia, no algo que determine toda la conducta y pensamiento. Creer en dios no debería hacer a nadie rechazar de plano el pensamiento racional y empírico, ni rechazar necesidades básicas como son las comidas (hablo de los ayunos y demás tonterías) o el sexo. Al fin y al cabo somos animales también. Creer en dios nos debería abrir las puertas de la mente a ver las cosas en positivo, a respetar las opiniones de los demás y a admitir la relatividad de las cosas.
Y, sin embargo... no entiendo por qué, si dios existe, permite que haya gente que diga burradas en su nombre; o que permita tanta destrucción y caos en el mundo. Y no me vengáis con el rollo del pecado original por culpa de Eva, por favor.

-Ana.

Éter Lloroso y Corrompido

  Paradójicamente, ante lo desgarrado
no consigo palabras desgarradas.
Se escapan, como hojas secas flotando río abajo,
conducidas por la corriente, prestas a huir.
Yo sólo sé del gris y del témpano,
del agua salada de una ría.
Sólo sé del llanto ahogado de una ninfa,
del destrozo de mis utopías.

  No sé qué hice para merecer esto,
y no sé si quedarme a tolerarlo.
Tolerar el triste hecho de que seas
como la lluvia en el mes de agosto,
como una mirada al vacío de mi existencia,
como un fantasma en mis tinieblas,
o un fuego fatuo perdido
en las memorias del presente.

  Y por más que grito, no reaccionas;
eres una aparición neblinosa
que no quiere escuchar ni ver.
Sólo tu visión y tu memoria me atormentan;
no puedo hacerte salir de mi cabeza.

  Y paso las horas muertas,
los ojos tristes y hundidos;
pensando en el hechizo que
te enviaría a donde estabas.
Miro sombríamente hacia
la luz cambiante de días pasados.

  Y paso las noches en vela,
los ojos húmedos y alicaídos;
pensando en el hechizo que
mezclaría y corrompería
las memorias que forjé contigo.
Vacío.

  Me duele ser consciente de que,
aunque lo había olvidado,
sigo siendo éter lloroso y corrompido.

-Ana.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Lectores

http://www.accionpreferente.com/estilo-de-vida/por-que-los-lectores-cientificamente-son-las-mejores-personas-de-las-que-te-puedes-enamorar/

Me gustan mucho algunos de esos argumentos, pero no me parece bien que, en conjunto, pretenda convencer a la gente de casarse con un ratón de biblioteca. Y tampoco me gustan esas faltas de ortografía. Preferiría que se argumentaran hechos; es cierto que la lectura nos da un vocabulario más amplio que la media; una mayor empatía y comprensión hacia los demás. Aunque creo que eso de la mejoría en la comunicación en mí ha debido de omitirse. Por escrito, me comunico bien. Oralmente, se podría mejorar. Y, también, podría decirse que la lectura genera propensión a los trastornos de bipolaridad y a vivir en el mundo de yupi. Miradme a mí, y mirad a don Quijote.

-Ana. 

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Ítaca

Espero haber partido con buen rumbo desde la tierra conocida.
Nunca me han enseñado a manejar
una brújula, pero creo haber aprendido sobre la marcha. Ahora sé dónde está el Norte y dónde está el Sur, aunque a veces me confundo con el Este y el Oeste, así que muchas veces me dejo guiar por la luz. El sol brilla inclemente sobre mi barco de vela y me achicharra la piel mientras navego sin rumbo exacto. Algún día llegaré a algún lado donde quiera quedarme; pero lo prefiero así. Disfrutando del viaje a mi antojo, sufriendo las inclemencias de mares bravucones, y viendo hielo, rocas o desiertos en las costas, mares cálidos y mares fríos, tortugas, gaviotas, tiburones, cachalotes y focas. Mi barco de vela nunca se ha hundido; todavía no se hundirá. Me quedan aún más cosas que ver. Y algún día, llegaré; como un Odiseo que olvidó su Ítaca, varando en una playa cualquiera, a algún lugar que me recuerde o me haga olvidar lo que perdí cuando me fui de la tierra conocida. Y será allí donde me establezca; un lugar donde pueda cerrar los ojos y sentir todos los vientos de todos los mares, todos los bosques, desiertos, montañas, cañones, valles y estepas en el rostro a la vez.

-Ana.

martes, 2 de septiembre de 2014

In memoriam

Hombre

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.

Oh, Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.

Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos; me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.

Esto es ser hombre; horror a manos llenas.
Ser -y no ser- eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!


-Blas de Otero


Desde la montaña a la bahía

La brisa susurra en su danza de ninfa soñadora,
y estremece las hojas caídas al suelo.
Juega con ellas, arrastrándolas tras de sí;
dejándolas caer al agua negra del lago y
volviendo, divertida, a explorar
algún otro lugar del bosque en la noche.
Me arrodillo en la orilla
y miro, ensimismada
el reflejo de la luna;
como un halo de luz de plata
que se estremece junto a las hojas secas.
Mi piel parece un pedazo caído de luna,
y resplandece entre las aguas oscuras.
Me adentro en el agua,
y juego, como la brisa,
a aparecer y desaparecer;
meciendo las aguas,
que como hojas caídas,
vienen y van; vinieron e irán,
desde la montaña a la bahía.

-Ana

¿Qué es poesía? -dijo Bécquer

Me pongo a leer y me alegra saber que no estoy sola en mis creencias. Para mí, si la poesía no es libre, no es poesía. Si bien el concepto de libertad queda en criterio de cada poeta.
Si he soportado de buen talante la tarea de estudiar tipos de versos, clases de rimas, recursos literarios y demás parafernalia armamentística, es porque quiero derruirlo todo como si de un castillo de naipes se tratara. No puedo estar en contra de algo que no conozco; de ahí mi motivación para estudiarlo.
Así que, ya más o menos trabajado mi terreno literario -aunque me quedan miles de cosas que aprender, por suerte-, puedo decir que la métrica, la rima y los recursos son meros adornos. Las palabras que conforman el poema son simples herramientas de construcción. Mi conclusión es que poesía somos nosotros. Esto se debe a que todos tenemos sentimientos, y ¿qué es la poesía sino su expresión? La poesía no requiere ser expresada, en realidad. De hecho, muchas veces nos faltan palabras para expresarla. Su expresión es solo un recreamiento con función de crear belleza. Aunque las definiciones de belleza son ambiguas, para mí belleza no es solo lo agradable para la vista. La belleza puede ser luz o sombra, armonía o caos... Para mí la belleza es aquello bueno en las personas que no pueden evitar ser o hacer, en un acto que para ellos signifique algo transcendente, liberador... Me gusta definir la belleza con una frase que un profesor escribió al margen de uno de los textos de mi "diario" literario el curso pasado: <<"La belleza será convulsiva o no será."  (A. Breton)>>. Se entiende así que la belleza no tiene por qué ser estética. La muerte de Romeo y Julieta puede ser bella. Los lamentos a dios de Blas de Otero son bellos también. La confusión del realismo mágico de Gabriel García Márquez es bella. Un rostro corriente puede parecernos lo más hermoso del mundo. La belleza es, entonces, del todo subjetiva, al igual que la poesía; pero ambas tienen, además, en común, que no respetan leyes o fronteras. Son iguales y diferentes para todo ser humano. La belleza y los sentimientos son reflejo de lo bueno que hay en nosotros. Y por tanto, mi conclusión, Bécquer, es que la poesía es todo lo bello e indomable que tenemos dentro. Poesía somos todos.

-Ana.

sábado, 30 de agosto de 2014

Paranoias I

El ser humano no es como el resto de los animales, si bien la diferencia no es tan abismal como Platón, Iglesia & company quisieron hacernos creer. Opino que la diferencia entre animales y humanos radica en que, mientras los animales sólo se obcecan en lograr satisfaccer sus necesidades vitales, nosotros nos hemos complicado más la vida que el resto de ellos, para bien y para mal.
Dada esta complejidad estúpida pero innata que hemos desarrollado, en un principio, para facilitar nuestra supervivencia, el ser humano se cree superior al resto de sus congéneres en la cadena evolutiva. No sabe que tanta complejidad empieza a ser innecesaria, y que los animales son, en cierto modo, más listos que nosotros en su relativa simpleza, ya que no conocen ambiciones ni causan males innecesarios por pura cabezonería, avaricia, orgullo o ceguera, como hacemos nosotros en tantas ocasiones. Opino por tanto que tanta complejidad nos es necesaria e innecesaria a la vez; a pesar de que no nos es innata y se adquiere en sociedad. Es por ello que la sociedad tiene muchas cosas que perfeccionar, sobre todo respecto a los valores éticos que tanto defiende y que no tienen mucho sentido, ya sea la obligación social de ir vestidos a 40ºC, los cánones de comportamiento y estéticos, el escándalo que aún provoca en muchas personas la homosexualidad, inclusive la eutanasia o los abortos. Son temas polémicos sobre los que hablaré mucho en este blog, aunque está claro que no lograré convencer de mis ideas a aquél que no las comparta, ya que mi talento se limita a escupir opiniones a bocajarro, no a dar la vuelta a las mentes de las personas.
Lo dicho; el ser humano se complica demasiado la existencia, y un ejemplo de complejidad es el señor Jean Paul Sartre (filósofo existencialista no existencialista, según él), que afirma que "el ser humano está siempre, en su conciencia, proyectado hacia algo, más allá de él mismo y de la situación presente; que no es nunca lo que es y por eso no es, en el sentido en que las cosas son o están, sino que existe. Y que, por tanto, el ser humano no es una esencia, sino una existencia", y que Jean Paul bebía cosas raras antes de acostarse, ya que tuve que estudiarle el curso pasado y me costó lo suyo entenderle. Y por eso nos complicamos demasiado la vida.
Lo peor es que Jean Paul tiene (tenía) razón. ¿Esencia? ¿Qué es eso? ¿Algo predeterminado, único, inaudito y excepcional en cada ser humano de este mundo? ¿Existen, por tanto, el destino? ¿Los dioses? ¿Las almas? ¿Los unicornios de colores? ¿La utilidad de los logaritmos neperianos? ¿Existe la existencia, o se esencia lo que existe? Porque lo que es existir, existimos; esenciar no sé si esenciamos. Porque eso de esenciar es demasiado neoplatónico para mi gusto. A la esencia la podemos tirar al éter; desesenciamos, y no pasa nada, seguimos siendo. Sin embargo, si a la existencia la desexistimos, no existe nada, y no somos.
¿Ves cómo los animales son más listos que nosotros? Ellos existen y ni se lo plantean; nacen, crecen, se joden, y mueren, como dice una canción. Así de simple.

-Ana.

El último canto

Alas rotas, destrozadas,
herrumbrosas, descompuestas,
de pésima apariencia,
la pobredumbre las carcome desde el alma.
Espinas de hierro se clavan,
agudas en ellas, impidiéndoles volar.
Lágrimas oxidan los despojos de las cadenas,
y se llevan, poco a poco,
los restos de sangre seca.
Las cadenas de espinas caen, vencidas,
con la gracia de la seda.
Y en ese leve hálito de libertad,
asciende sobre el suelo
en un torpe aleteo.
El aire responde a sus latidos,
batiendo el cielo, y el mar se estremece.
En su último canto, el cisne
vuela lamentándose hacia el horizonte
dejando una estela de música, belleza y tragedia,
plumas y sangre; como recuerdo de su paso.
Y las aguas, al final del camino,
le reciben tiernamente,
acogiéndole en su seno.

-Ana.

Algo así como inefable

Eres como un sueño místico y fatal,
un ángel díscolo, de esos perdidos
y caídos en tierra...
Me gusta pensar que en mí te has encontrado.
Querría susurrar uno de esos cantos de madrugada,
cuando entre tus brazos me despierte,
alabando a la luz y la sombra
que se reflejan en tu piel y en tu mente.
Sabes que acariciaría tu rostro,
somnolienta y pensativa,
hasta que abrieras los ojos y me vieras,
murmurando cosas incoherentes...
Y una mirada, de esas transparentes.
Sería entonces cuando la mañana
se llenara de abrazos y arrullos
murmurados entre sábanas.
Como en un sueño
algo así como inefable.

-Ana.

viernes, 29 de agosto de 2014

Alborada

El silencio cubre la distancia
que a la niebla acompaña;
en una mezcla de frío,
olvido, olivos, y rocío silencioso.

Cuando el húmedo gris
cubre ésta verde tierra,
en un beso brevemente prolongado
de los príncipes de dos reinos enfrentados.

Desdichados, cuando el uno va, el otro viene;
es en ese cruce fortuito
cuando se miran a los ojos,
con pena y alegría,
esperanza y desconsuelo.

Aférranse inútilmente el uno al otro,
pero sin más remedio que irse.
Lamentándose, dos corazones rotos,
provocando las lágrimas del alba,
que caen sobre el regazo de las flores.

-Ana.

Bienvenidos

He tenido otro blog anteriormente, pero dejé de usarlo hace más de un año y medio, y a mi juicio está obsoleto por el ingente número de cosas sin venir a cuento que subí estando aburrida y sin inspiración. Así que inauguro este nuevo blog, como una hoja en blanco en la que escribir con libertad cuanto se me antoje, sin tener que leer tonterías pasadas escritas por mi mano en cuanto me descuide.
Saludos y agradecimientos a todo el que me lea.